Los malagueños, y todo el que se acerque hasta allí, tienen la suerte de poder disfrutar hasta diciembre del auténtico
Pensador del escultor francés Auguste Rodin. Pero no lo van a ver en un museo ni en una típica exposición, no. Tienen la inmensa suerte de verlo en la calle, casi paseando como ellos, como un ciudadano más. Es tan raro que una obra de estas características y de esta importancia se pueda contemplar en estas condiciones que nos hace reflexionar sobre la necesidad de acercarse a la obra con otra perspectiva, sin el peso del espacio expositivo. Todos a verla, por favor.
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